El primer gran encuentro de la segunda parte del viaje del Papa a Asia fue en Nagasaki, en el punto exacto en el que cayó la bomba atómica el 9 de agosto de 1945.
El Papa Francisco caminó bajo la lluvia con el rostro serio, y saludó a algunos participantes que le esperaban bajo la lluvia.
Dos ancianos supervivientes le entregaron esta corona de flores, que depositó junto al monumento en el que están escritos los nombres de las víctimas.
En su discurso, el Papa dijo que “este lugar nos hace más conscientes del dolor y del horror que los seres humanos somos capaces de infringirnos”.
Luego pidió el total desmantelamiento de las armas nucleares y de destrucción masiva, pues se basan en una mentalidad de miedo y desconfianza, que envenena las relaciones entre pueblos e impide el diálogo.
FRANCISCO
“La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total”.
“Con el convencimiento de que un mundo sin armas nucleares es posible y necesario, pido a los líderes políticos que no se olviden de que las mismas no nos defienden de las amenazas a la seguridad nacional e internacional de nuestro tiempo”.
El Papa propone usar el dinero destinado a mantener los arsenales en inversiones para el desarrollo integral de los pueblos y la protección del medio ambiente.
FRANCISCO
“En el mundo de hoy, en el que millones de niños y familias viven en condiciones infrahumanas, el dinero que se gasta y las fortunas que se ganan en la fabricación, modernización, mantenimiento y venta de armas, cada vez más destructivas, son un atentado continuo que clama al cielo”.
Junto al monumento estaba la fotografía hecha por Joe O'Donnell, icono de la tragedia nuclear. Es un niño que espera en la fila para entregar el cadáver de su hermano.
El Papa se detuvo unos instantes con el hijo del fotógrafo.
“Ha hecho mucho bien al trabajo por la paz”.
Y bajo la lluvia, y con gran emoción, lo despidieron con un coro que puso música a lo que todos sentían
Javier Martínez-Brocal