Uno de los objetivos clave del viaje a Tailandia fue el diálogo interreligioso y por eso uno de los encuentros más importantes fue este: la visita al Patriarca Supremo budista.
Un delegado suyo acompañó al Papa hasta la puerta del templo que Juan Pablo II visitó hace más de 30 años. Allí se descalzó antes de ser recibido por el Patriarca Supremo del budismo en Tailandia.
Los dos líderes expresaron su afecto recíproco con un largo saludo. Estuvieron más de medio minuto con las manos entrelazadas.
Bienvenido Su Santidad.
Una vez dentro ambas delegaciones se sentaron frente a frente. Por parte de Roma estaban presentes el Secretario de Estado, Pietro Parolin, y el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Miguel Ángel Ayuso.
El Papa respondió con agradecimiento a las palabras que el Patriarca le dirigió.
FRANCISCO
Su Santidad: Le agradezco sus amables palabras de bienvenida. Al comienzo de mi visita a esta nación, me alegra visitar este Templo Real, símbolo de los valores y las enseñanzas que caracterizan a este amado pueblo.
También repasó los encuentros pasados que hubo entre predecesores de ambos y elogió algunos aspectos del estilo de vida budista, contemplativo y sobrio. Dijo que este modo de ser nutre un distintivo único a todo su pueblo: la sonrisa.
Al terminar, allí mismo, se entregaron los regalos. El Papa entregó al Patriarca sus principales documentos magisteriales. El más relevante era este.
Sobre temas religiosos y temas antropológicos. Como hablamos de fraternidad también le ofrezco la declaración sobre la fraternidad humana.
Se trata de la declaración firmada con el gran imán de Al-Azhar, uno de los principales líderes morales sunnitas. Ambos se prometieron difundirla entre líderes políticos y religiosos y Francisco está cumpliendo su promesa.
El encuentro terminó como empezó: con mucho afecto. Ambos salieron del templo agarrados de la mano como símbolo de paz, diálogo y fraternidad.
Javier Romero