En la audiencia general el Papa recordó la predicación de San Pablo en Corinto. Dijo que “ahí encontró a Áquila y Priscila, pareja de esposos cristianos que había tenido que dejar Roma por la expulsión de los judíos decretada por el emperador Claudio”. Explicó cómo “esta pareja cristiana abrió también su casa a la comunidad local de cristianos, convirtiéndola en una “domus ecclesiae”, es decir, lugar de escucha de la Palabra de Dios y de la celebración de la Eucaristía”.
El Papa dijo que personas como estas “nos recuerdan que gracias a la fe y al compromiso en la evangelización de muchos laicos como ellos, el cristianismo echó raíces y ha llegado hasta nosotros”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL
Queridos hermanos y hermanas:
Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que Pablo, después de su estadía en Atenas, prosiguió su viaje misionero y llegó a Corinto, ciudad comercial y cosmopolita, que era capital de la provincia romana de Acaya.
Ahí encontró a Áquila y Priscila, pareja de esposos cristianos que había tenido que dejar Roma por la expulsión de los judíos decretada por el emperador Claudio. Ellos, con un corazón lleno de fe en Dios y de generosidad hacia el prójimo, le abrieron las puertas de su hogar a Pablo, testimoniando el valor cristiano de la hospitalidad.
Acogieron al Evangelizador y también el anuncio que él llevaba: el Evangelio de Cristo. Como Pablo, también ellos eran tejedores de lona para tiendas de uso doméstico. El Apóstol apreciaba mucho el trabajo manual, que no sólo consideraba lugar privilegiado para dar testimonio cristiano, sino también medio de subsistencia y no ser un peso para los demás. Esta pareja cristiana abrió también su casa a la comunidad local de cristianos, convirtiéndola en una “domus ecclesiae”, es decir, lugar de escucha de la Palabra de Dios y de la celebración de la Eucaristía.
De entre los numerosos colaboradores de san Pablo, Áquila y Priscila sobresalen como como modelos de una vida conyugal comprometida al servicio de toda la comunidad cristiana y nos recuerdan que gracias a la fe y al compromiso en la evangelización de muchos laicos como ellos, el cristianismo echó raíces y ha llegado hasta nosotros.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a Dios nuestro Padre que infunda su Espíritu Santo en todas las parejas cristianas para que, a ejemplo de Áquila y Priscila, sepan abrir las puertas de su corazón a Cristo y a los hermanos, y sus hogares sean verdaderas iglesias domésticas donde se viva la comunión fraterna y se dé a Dios el culto de una vida de fe, esperanza y caridad. Que Dios los bendiga.
Javier Romero