En la audiencia general el Papa recordó la llegada de San Pablo a “la gran ciudad de la cultura” de entonces: Atenas.
Francisco destacó cómo el apóstol “no se asusta” ante un ambiente en apariencia contrario a la fe y cómo “no mira al paganismo con hostilidad, sino que, en un ejemplo extraordinario de inculturación, anuncia a Cristo partiendo de su fe en un 'Dios desconocido', al que han construido un ídolo”.
A pesar de que el resultado de la predicación no fue aparentemente bueno el Papa recordó que no fue en vano pues “algunos se convirtieron y quedaron como semilla de la fe también en Atenas”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL:
Queridos hermanos y hermanas:
Siguiendo nuestro viaje por el libro de los Hechos de los Apóstoles, hoy acompañamos al apóstol Pablo a su llegada a Atenas, la gran ciudad de la cultura griega. En ella, el apóstol frecuenta la sinagoga, símbolo de la fe en Dios; la plaza, centro de la vida ciudadana, y al Areópago, corazón de la vida cultural y política. El contacto con el paganismo no le asusta, sino que le empuja a crear un puente para dialogar con aquella cultura.
Con mirada contemplativa, Pablo descubre que Dios habita en las casas de los atenienses, en sus calles, en sus plazas; no mira al paganismo con hostilidad, sino que, en un ejemplo extraordinario de inculturación, anuncia a Cristo partiendo de su fe en un “Dios desconocido”, al que han construido un ídolo. Después de captar su benevolencia desde este puente, comienza a explicar paso a paso la revelación, desde la creación hasta la revelación de Cristo.
Aparentemente este camino no dio el resultado esperado, por un tiempo ellos escucharon con simpatía, pero la muerte y resurrección de Cristo se reveló como un escándalo para los judíos y necedad para los paganos, suscitando desprecio y burlas. Pero no es así, algunos se convirtieron y quedaron como semilla de la fe también en Atenas.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, venidos de España y Latinoamérica.
Pidamos hoy al Espíritu Santo de enseñarnos a construir puentes con quienes no creen o tienen otra fe distinta a la nuestra. Pidamos la capacidad de inculturar con delicadeza el mensaje de la fe.
Que el fuego de su amor que es capaz de inflamar el corazón más endurecido abra los ojos de los que todavía no conocen a Cristo. Que el Señor los bendiga.
Javier Romero