El Papa reflexionó durante la audiencia general sobre la “naturaleza de la Iglesia”, según lo que se transmite en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Francisco recordó cómo la predicación de San Pablo a los paganos generó una controversia dentro de las primeras comunidades cristianas, principalmente judías. Discutieron si los nuevos cristianos debían seguir algunos preceptos concretos de la ley de Moisés.
“Para resolver esta cuestión”, explicó el Papa, “recurrieron a la 'Asamblea de los Apóstoles y de los Ancianos', y tuvo lugar el así llamado 'Concilio de Jerusalén', en el que se afrontó la relación entre la fe en Cristo y la observancia de la ley de Moisés”. Francisco explicó que “la Asamblea de Jerusalén nos ayuda a entender que la Sinodalidad es el método eclesial para reflexionar y confrontarse, basado en el diálogo y en el discernimiento a la luz del Espíritu Santo”.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre la naturaleza de la Iglesia, según nos narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. La Iglesia no es una fortaleza cerrada, sino una tienda de campaña capaz de agrandarse para recibir a todos: es una Iglesia en salida, una Iglesia con las puertas siempre abiertas.
En Antioquía de Siria, donde por primera vez los creyentes fueron llamados cristianos, Pablo y Bernabé inician el primer viaje misionero. En las diferentes comunidades, de la predicación del Evangelio en las Sinagogas de la diáspora se pasó al anuncio a los paganos, que Dios también llama a la fe.
Esta novedad de apertura a otros desencadenó una controversia: algunos judíos afirmaban la necesidad de la circuncisión para la salvación. Para resolver esta cuestión, recurrieron a la “Asamblea de los Apóstoles y de los Ancianos”, y tuvo lugar el así llamado “Concilio de Jerusalén”, en el que se afrontó la relación entre la fe en Cristo y la observancia de la ley de Moisés. Pedro y Santiago, columnas de la Iglesia Madre, invitaron a no imponer la circuncisión a los paganos que se convertían a la fe, sino sólo a que rechazaran la idolatría y todas sus expresiones, pues sólo la gracia del Señor Jesús es causa de salvación.
La Asamblea de Jerusalén nos enseña cómo enfrentar las divergencias y buscar «la verdad en
la caridad» (Ef 4,5), nos ayuda a entender que la Sinodalidad es el método eclesial para reflexionar y confrontarse, basado en el diálogo y en el discernimiento a la luz del Espíritu Santo.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pido al Señor que refuerce en nosotros y en todos los cristianos, especialmente en los obispos y presbíteros, el deseo y la responsabilidad por la comunión, el diálogo y el encuentro con todos los hermanos, sin excepción, para manifestar la fecundidad de la Iglesia, llamada a ser Madre feliz de muchos hijos. Que Dios los bendiga.