El Brasil de los 80 se convirtió en una tierra sin ley. El gobierno promovió la colonización de las regiones del interior del país, en la frontera con la Amazonía. Sin embargo su capacidad para garantizar el orden fue escasa. En la zona de Rondônia los grandes propietarios de terrenos abusaron de los minifundistas y de los indígenas sin temor a represalias. Ahí fue donde mandaron al misionero Ezequiel Ramin en 1984.
Tenía 31 años y pertenecía a congregación de los combonianos, fundados a mediados del siglo XIX. Ya en Italia, su país de origen, había demostrado un gran compromiso con los desfavorecidos. En Nápoles promovió una de las primeras manifestaciones pacíficas contra la Camorra.
FABIANO RAMIN
Hermano de Ezequiel
Tenía un carácter decidido. También era testarudo. Tenía la determinación de entrar en los problemas allí donde lo llamase la gente o donde fuera necesario.
Ezequiel en seguida se hizo cargo de la situación local para denunciar los abusos de los latifundistas y confortar a los pequeños agricultores, lo que le costó la vida. Poco más de un año después de llegar fue asesinado a balazos.
FABIANO RAMIN
Hermano de Ezequiel
Dos años antes habíamos perdido a otro hermano en un accidente de tráfico. Ezequiel celebró su funeral. Y dos años después muere Ezequiel. Para mis padres el golpe fue durísimo.
Su asesinato fue ejemplo de cómo zonas remotas de la Amazonía quedaron completamente abandonadas a su suerte. Allí los líderes religiosos se convirtieron en la única autoridad moral capaz de denunciar los abusos.
Ahora el proceso de beatificación de Ezequiel está en marcha y Juan Pablo II lo definió “mártir de la caridad”. Durante el Sínodo de la Amazonia se entregó al Papa Francisco una petición formal para que declare mártires a todos los misioneros asesinados en el Amazonas por defender a los más desfavorecidos, Ezequiel Ramin entre ellos.