Entrar en esta escuela es entrar en un auténtico vergel. Es el Internado Indígena San Francisco de Loretoyaco. Desde hace 20 años las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl gestionan este centro educativo que han repoblado por completo. Para ello, establecieron una norma que cada visitante debe cumplir.
SOR EDELMIRA PINTO
Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl
“La persona que ingresa acá debe sembrar un árbol. Hay 3 dimensiones de este “Plan oxígeno”: se propone a la persona que siembre un árbol para el oxígeno personal; 2 árboles para la familia; y 3 para el mundo entero”.
Así lo han hecho los más de 400 alumnos, chicos y chicas, que estudian en este centro. 120 de ellos están en régimen interno y unos 300 vienen de las comunidades indígenas situadas alrededor de Puerto Nariño, en Colombia. Además de sus materias de estudio, aquí todos aprenden a proteger el medio ambiente.
SOR EDELMIRA PINTO
Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl
“Somos un colegio verde. El centro estaba deforestado totalmente. Iniciamos el proceso de reforestación, más o menos, hace unos 17 años por lo tanto hemos sembrado más de 14.000 árboles solo en esta zona. Pero también lo promovemos en las comunidades donde trabajamos. Estamos enseñando a estas culturas étnicas a que amen el medio ambiente, a que amen sus plantas, a que las descubran y a que las conozcan”
Por eso, los alumnos son cada vez más conscientes de que la deforestación del Amazonas compromete su futuro y su propia cultura, vinculada a la naturaleza.
Sor Edelmira es toda una pionera que lleva años enseñando a las nuevas generaciones los principios de la Encíclica Laudato Si’, incluso antes de que Francisco la hubiera escrito. Porque del cuidado de la casa común depende el desarrollo integral de los habitantes del Amazonas.
SOR EDELMIRA PINTO
Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl
“Vale la pena luchar por las culturas, por toda la biodiversidad. Al no tener la gente la posiblidad económica, continúan deteriorando el medio ambiente. Pero si tienen la posibilidad de tener otros medios para poder subsistir, serán los protectores y serán realmente aquellos que van cuidar el planeta de manera responsable. Estas culturas para que sean grandes han de quedarse acá, viviendo en su territorio y amando su territorio, y su territorio es verde. Por eso tiene que apostar la Iglesia y el mundo”.
Esta escuela verde quiere ser un mensaje para el sínodo, para que en Roma se sepa que todo lo que se siembra en la fértil tierra amazónica, con un poco de atención y dedicación, siempre germina.