El encargado de abrir el 6º consistorio para la creación de nuevos cardenales fue el español Miguel Ángel Ayuso. Es el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y en representación de los futuros purpurados dirigió estas palabras al Papa.
Reflexionó sobre el hecho de que muchos de los cardenales elegidos tuvieran esta similitud.
No somos pocos los que pertenecemos a órdenes religiosas que se distinguen por su carácter misionero.
El Papa recogió la reflexión en su homilía porque explicó cuál es la clave en la vida de un misionero, de un cardenal y de cualquier cristiano: recordar que no son mejores que el resto. Que ellos también han necesitado de la compasión de Dios.
Francisco les dio este consejo a los nuevos cardenales.
FRANCISCO
Si no me siento objeto de la compasión de Dios no comprendo su amor. No es una realidad que se pueda explicar. O la siento o no la siento. Y si no la siento ¿cómo puedo comunicarla, testimoniarla, donarla?
El Papa les dijo que no tener este pensamiento presente es la raíz de muchas traiciones dentro de la Iglesia.
FRANCISCO
Muchos comportamientos desleales de hombres de Iglesia dependen de la falta de este sentido de compasión recibida y de acostumbrarse a mirar a otra parte, de acostumbrarse a ser indiferentes.
A continuación, Francisco los llamó uno por uno a los 13. Tres de los cuales superan los 80 años de edad por lo que no podrían votar en un eventual cónclave.
Este fue el momento más emotivo de la ceremonia. Los trece elegidos se arrodillaron de obispos y se levantaron cardenales. Después saludaron al resto de purpurados presentes y, como es habitual en este pontificado, fueron a saludar al Papa emérito, Benedicto XVI.
Javier Romero