En el día de San Francisco, los Jardines Vaticanos fueron el escenario de un inusual encuentro de oración. El Papa vino a rezar junto a este grupo de indígenas llegados desde la Amazonia.
Para ellos la emoción era palpable. Esto es lo que esperan del próximo Sínodo.
Nuevos caminos. Hacer una Iglesia que es compañera, amiga, que nos escuche.
Sobre la hierba dejaron estos lienzos. En ellos estaban imprimidos rostros de religiosos asesinados en Brasil por haber denunciado los abusos que sufrían poblaciones indígenas.
El Papa quiso sentarse entre los demás cardenales y evitar un puesto de honor. Durante toda la ceremonia mantuvo una actitud profunda de recogimiento.
Los bailes marcaron el punto de partida del encuentro.
Los representantes indígenas entregaron varios presentes a Francisco y a continuación algunos de los organizadores intervinieron para explicar el sentido de esta ceremonia.
MAURICIO LÓPEZ
Secretario ejecutivo Red Eclesial Pan-Amazónica
Alabado seas, Señor, por los delicados trazos de tu Creación en los que se expresa la asombrosa conexión de todas y cada una de las cosas creadas sobre la faz de la tierra.
Después, mientras se entonaba el Canto de las Criaturas de San Francisco, el Papa, plantó este árbol venido de Asís, la tierra de San Francisco.
Al terminar el Papa recitó un Padrenuestro junto a todos los presentes para clausurar el evento. Ha sido su último encuentro antes del Sínodo que inaugurará el domingo y que durará hasta finales de octubre.
Javier Romero