Cinco empleados del Vaticano, dos de ellos altos cargos, han sido suspendidos provisionalmente en el marco de una investigación por un posible desvío de fondos para inversiones inmobiliarias.
La Gendarmería Vaticana tuvo que registrar ayer sus oficinas en la importante Secretaría de Estado y en la Autoridad de Información Financiera que se dedica a detectar el blanqueo de dinero. Además, se incautó de “documentos y aparatos electrónicos”, probablemente ordenadores o teléfonos móviles.
La investigación es fruto de la denuncia que el Banco vaticano IOR, y el Revisor general hicieron a finales de junio o principios de julio sobre operaciones sospechosas cometidas durante un cierto periodo.
Javier Martínez-Brocal