Instantes antes de saludar al presidente de Serbia Aleksandar Vučić, el Papa ofreció esta imagen: estaba recogido, en silencio, probablemente rezando.
Serbia es uno de los países centrales de la región de los Balcanes, en Europa, una zona donde aún no se han curado las heridas de las guerras de los años 90.
Durante el encuentro uno de los puntos centrales fue el papel de las religiones en la forja de la paz y la integración de Serbia en la Unión Europea. Esta es una de las prioridades del presidente Vučić.
El tono del encuentro fue muy cordial. El Papa le regaló un medallón de su pontificado y su Mensaje para la Paz de este año que Francisco firmó esa misma mañana para el presidente. También le entregó sus principales documentos magisteriales, apilados sobre la mesa.
Esta es una biblioteca. Son las cosas que escribí sobre la familia, la juventud y sobre la santidad.
Gracias. Dios lo bendiga.
El gobierno de Serbia publicó en su web un comunicado al terminar el encuentro. En él se agradece a la Santa Sede el tacto demostrado ante las tensiones entre Serbia y Kosovo.
Kosovo declaró unilateralmente su independencia en el 2008. Aunque Francisco recibió a su presidente en 2016 y 2017 el Vaticano no ha reconocido la independencia.
En el comunicado también se agradece al Papa la consideración que ha demostrado a los países de Europa del Este. A lo largo de su pontificado visitó Bosnia, Albania, Rumanía, Bulgaria y Macedonia del Norte.
Javier Romero Bedate