El Papa reservó un tiempo de su apretada agenda en Mozambique para reunirse con una veintena de jóvenes que participan en los programas de la Fundación Pontificia Scholas Ocurrentes.
El encuentro fue en la nunciatura de Maputo donde los chicos y chicas contaron al Papa cómo les ha ayudado Scholas a fomentar el encuentro en las comunidades en las que viven.
Francisco escuchó los testimonios y también recibió regalos, como esta capulana, el tradicional pareo africano.
“¿Tengo que ponérmelo?”
También obsequiaron al Papa con música.
Francisco se encontró muy a gusto entre estos chicos y chicas a los que agradeció cariñosamente su visita.
“Yo les agradezco esta visita que me llega al corazón”.
Pero hubo un regalo que llamó especialmente la atención del Papa por un motivo muy personal.
“Pero hay una cosa que me tocó mucho el corazón, y es la pelota de trapo. Cuando yo era chico yo jugué con pelota de trapo porque en aquella época eran pelotas de cuero, cosidas con cuero, y eran muy caras”.
Francisco les explicó que ni él ni sus amigos tenían dinero entonces para comprar otro tipo de pelota.
Sugirió además la convocatoria de un certámen artístico sobre el tema de “la pelota de trapo” y anunció que, en el caso de hacerse, él mismo entregaría el premio al ganador.
Antes de marcharse, Francisco plasmó su firma y tomó un poco de mate que le llevaron unas misioneras argentinas.