Pocos minutos después de las ocho de la mañana, hora de Roma, el Papa Francisco ponía así rumbo a África por cuarta vez en su pontificado.
Y 10 horas después, de noche, llegaba a su primer destino: Maputo, la capital de Mozambique.
A pie de pista fue recibido por el presidente del país. Después, Francisco saludó una a una a las demás autoridades que acudieron también a recibirlo y fue homenajeado así, con todos los honores.
Además en el aeropuerto, le dedicaron estos enérgicos bailes tradicionales.
Mozambique recibe con enorme esperanza la visita de Francisco. El país ha sufrido una serie de catástrofes naturales que han afectado profundamente a la población. El centro y norte sigue afrontando las dramáticas consecuencias de dos ciclones, el Idai y el Kenneth, que hace unos meses causaron cientos de víctimas mortales y cuantiosas pérdidas materiales. Paradójicamente en el sur, la sequía ahora causa estragos.
Mozambique tiene unos 29 millones de habitantes. 8 de cada 10 viven en la pobreza con menos de dos dólares al día.
Es además uno de los países del África subsahariana que más ha sufrido las consecuencias del SIDA. El 23 por ciento de los habitantes de la capital, Maputo, es portador del VIH.
Los mozambiqueños padecieron además durante 15 años una cruenta guerra civil que dejó al menos un millón de muertos. En agosto de este año se suscribió un acuerdo de paz entre las dos facciones enfrentadas con la esperanza de poner así definitivamente fin al conflicto.