En los últimos años, las guerras que azotan Libia, Siria, Irak o Yemen han provocado una auténtica catástrofe humanitaria. Las armas siempre llegan, la ayuda no. Algo que denunció en este encuentro Francisco.
FRANCISCO
10 de junio 2019
“Gritan las personas que huyen amontonadas en barcazas en busca de esperanza no sabiendo en qué puertos serán acogidos, en una Europa que sí abre las puertas a barcos con un sofisticado y costoso armamento capaz de producir una destrucción que no ahorra ni las vidas de los niños. Esta es la hipocresía de la que hablo”.
KARAM ABI YAZBECK
Coordinador Regional, Cáritas Oriente Medio y Norte de África
“Son necesarias personas en ese nivel que lo digan. Hay muy pocos, quizá nadie, en esa posición que hable de esto porque los gobernantes y los gobiernos permanecen en silencio. Tienen sus propios intereses”.
Karam estaba presente cuando el Papa criticó esta hipocresía. Él mismo es una víctima de esa industria armamentística. Sufrió en sus propias carnes la cruenta guerra en la que se vio envuelto su país, Líbano, desde 1975 a 1990. Ahora como coordinador regional de Cáritas en Oriente Medio y Norte de África reconoce en el sufrimiento de los refugiados de otros países de la región el mismo dolor que vio su propio pueblo.
KARAM ABI YAZBECK
Coordinador Regional, Cáritas Oriente Medio y Norte de África
“Yo mismo lo he sufrido. Perdí a seres queridos durante la guerra y yo mismo fui herido. Fue un experiencia terrible que ni siquiera hoy quiero recordar. Puedo empatizar con estas personas que viven ahora esta situación”.
La Iglesia está junto a los más vulnerables a través de Cáritas, especialmente, en contextos tan duros como los de Libia, Yemen, Siria o Irak donde opera sin distinción de origen o religión. El Papa también desea mostrar esta cercanía con el martirizado Oriente Medio y por eso ha anunciado que quiere viajar a Irak el próximo año.
KARAM ABI YAZBECK
Coordinador Regional, Cáritas Oriente Medio y Norte de África
“La visita del Papa Francisco a Irak puede ser un signo de esperanza para quienes siguen allí y quizá les lleve el mensaje de que es importante que se quede en su tierra porque es su país. Emigrar y marcharse no siempre puede ser lo mejor”.
“Pocos refugiados quieren volver porque, y es comprensible, psicológicamente han sufrido mucho a causa de la guerra. Es horrible por lo que han pasado, especialmente en los últimos tiempos”.
La guerra y la inseguridad en la región han provocado que el número de desplazados internos no deje de crecer. Tan solo en Irak hay 3 millones. Cientos de miles son las víctimas de la persecución contra cristianos que emprendiera hace 4 años el Estado Islámico.