María Martínez fue enfermera en una clínica abortista durante dos años. Cada día practicaba unos quince abortos.
MARÍA MARTÍNEZ
'Me llevó a lo que llamo yo la planta del infierno.”
“Es cuando digo que estas manos asesinaron almas inocentes.”
“¿Quiénes son las almas inocentes? Pues los niños, los bebés.”
Después de ser enfermera, estudió fisioterapia y abrió su propia consulta. Ganaba mucho dinero, corría maratones y tenía una vida social envidiable. Pero esa vida perfecta se desvaneció el día que su marido la abandonó. Entonces se dio cuenta de que estaba vacía.
MARÍA MARTÍNEZ
“Y vi pues que no tenía nada. No tenía a mi esposo, no tenía mi matrimonio, no tenía a mi familia... No tenía nada. En ese momento sentí una punzada de dolor terrible, porque todo por lo que se supone había luchado, no valía para nada. Y lo único verdaderamente importante lo había perdido: mi esposo, mi matrimonio, mi familia, mi hogar.”
Entonces viajó a Nepal para ayudar después de un terremoto. Accedió a ir pensando en suicidarse allí. No tenía motivos para regresar a casa.
Sin embargo, en Nepal conoció a las hermanas de Madre Teresa de Calcuta. Se convirtió y pasó de llamarse Amaya a María.
MARÍA MARTÍNEZ
“¿Dónde me voy sanando? Pues en estar con ellas cada día. ¿Con quién? Pues con los pobres más pobres. Los que de verdad no tienen nada.”
“¿Por qué? Porque devuelven la dignidad a cada mujer que recogen de la calle. La recogen como un trozo de basura y les devuelven la dignidad, y a Jesús y resucita. Como yo. Recogieron a una escoria de la calle, que era yo, y me devolvieron a la vida.”
Ahora, después del éxito de su testimonio en las redes sociales, María acude a colegios, parroquias y televisiones. En un mes ha ido a Valencia, Bilbao, Burgos, Barcelona, Girona y Madrid. Y en verano viajará a México, Panamá, Costa Rica y Perú para contar su historia.
Las imágenes que hemos utilizado han sido cedidas por el canal Mater Mundi: https://www.youtube.com/watch?v=sjY3dFrxXGA&t=3197s