Al llegar a la catedral ortodoxa de la Salvación del Pueblo un artesano ofreció al Papa unos dulces y Francisco aceptó.
Luego, desde la entrada, saludó en rumano a los presentes e hizo su entrada en el templo, acompañado del patriarca Daniel, en medio de solemnes cantos litúrgicos.
La catedral es muy reciente. Fue inaugurada en noviembre de 2018 aunque se espera que los trabajos terminen en el 2024.
El anfitrión, el patriarca Daniel, recordó que Juan Pablo II hizo una donación de 200.000 dólares para construirla, y que los han utilizado para las campanas.
Agradeció a la Iglesia católica que ponga a disposición de los rumanos ortodoxos más de 400 de lugares de culto en varios países de Europa. Y dijo que por este motivo se disponían a realizar un gesto sin precedentes: permitir que el Papa y los católicos rezasen el latín en la catedral.
Además, le ragaló un icono de San Andrés, el hermano de Pedro.
Francisco recordó que una de las enseñanzas fundamentales del Padrenuestro es la fraternidad. Por eso advirtió contra una tentación que amenaza a los cristianos de distintas confesiones.
FRANCISCO
“Ayúdanos, Padre, a tomar en serio la vida del hermano, a hacer nuestra su historia. Ayúdanos Padre a no juzgar al hermano por sus acciones y sus límites, sino a acogerlo sobre todo como hijo tuyo. Ayúdanos a vencer la tentación de sentirnos como hijos mayores, que a fuerza de estar en el centro se olvidan de que el otro es un don”.
Después, por vez primera, se rezó el Padrenuestro en latín en esta catedral ortodoxa y se entonaron canciones católicas.
Después llegó el turno de los cantos litúrgicos ortodoxos de Rumanía. También se rezó el padrenuestro en rumano.
Luego, Francisco y el patriarca caminaron juntos al exterior, y se despidieron.
