El Papa llegó a la basílica de San Juan de Letrán unos minutos antes de las 7 de la tarde.
Antes de mantener su encuentro con los fieles de la diócesis de Roma, saludó a esta familia.
Son los Omerovic, una familia gitana que ha sido objeto de insultos y amenazas racistas en un barrio de Roma. Son víctimas de ataques promovidos por algunos grupos fascistas porque la mayoría de los vecinos del barrio sí han acogido a esta familia.
Los Omerovic, a los que se les ha concedido una vivienda de alquiler reducido, viven desde hace días encerrados en casa, protegidos por la policía.
Con este gesto, Francisco quiso expresar su cercanía a esta familia y su total condena a cualquier forma de odio y violencia.
A continuación el Papa, como obispo de Roma, escuchó a su diócesis en la voz de los sacerdotes y de las familias.
Francisco pronunció un discurso sin papeles en el que precisamente advirtió de estas actitudes racistas.
FRANCISCO
“Hoy me he reunido en el Vaticano con 500 gitanos y he escuchado cosas dolorosas... Xenofobia. Estad atentos porque el fenómeno cultural mundial, al menos europeo, de los populismos crece sembrando el miedo”.
Por último, el Papa recordó a los romanos que nada justifica despreciar a otras personas. Dijo que quien desprecia y humilla nunca sabrá transmitir los valores del Evangelio.