Francisco presidió esta misa en la plaza Macedonia, el centro geográfico y simbólico de la ciudad de Skopje, junto a unos 15.000 entusiasmados peregrinos venidos de toda la región balcánica.
En su homilía, el Papa explicó que Cristo es el único capaz de saciar el hambre del corazón del hombre.
FRANCISCO
“Lo hace desafiando la estrechez de nuestros cálculos, la mediocridad de nuestras expectativas y la superficialidad de nuestros intelectualismos; cuestiona nuestras miradas y certezas invitándonos a pasar a un horizonte nuevo que abre espacio a una renovada forma de construir la realidad”.
Francisco lamentó que nos hayamos habituado a alimentarnos de otras cosas que parece que quitan el hambre pero, que en realidad, hacen perder el gusto y el sabor de la realidad.
FRANCISCO
“Nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación y hemos terminado presos del descrédito, las etiquetas y la descalificación; hemos creído que el conformismo saciaría nuestra sed y hemos acabado bebiendo de la indiferencia y la insensibilidad; nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad”.
Por eso precisamente, el Papa invitó a saciar el hambre con “el pan de la Palabra de Dios y de la fraternidad”, porque amar al prójimo es amar al mismo Dios.
Francisco así se ha convertido en el primer Pontífice que ha celebrado una misa en Macedonia del Norte.