El Papa comenzó su segundo día en Bulgaria con una visita a una escuela abandonada convertida en centro de refugiados en Vrazhdebna, Rakovsky.
Y le recibieron con una alegre canción.
También hicieron al Papa un regalo muy especial. Cada uno entregó personalmente sus dibujos
“¡Qué bonito!¡Bonito!”.
“¡Qué bonito!”.
Después Francisco les explicó que los niños son los portadores de alegría en los tiempos difíciles y les pidió que tengan siempre esperanza.
FRANCISCO
“Siempre hay esperanza... Hoy el mundo de los migrantes y refugiados es un poco una cruz, una cruz de la humanidad, y es una cruz que muchas personas sufren...”.
Francisco se hizo fotos con los refugiados y habló con algunos de ellos antes de darles este regalo: un cuadro de la Virgen que protege al niño Jesús como símbolo de protección para los niños.
Según el último informe de ACNUR, en Bulgaria hay alrededor de 700 refugiados.