Francisco saludó desde el papamóvil a los más de 10.000 peregrinos que lo esperaban con entusiasmo en las afueras de la iglesia del Sagrado Corazón en la ciudad de Rakovsky.
En el interior lo esperaban 242 niños y sus familias. Francisco usó la estola que le regalaron las autoridades del país el día anterior.
Durante su homilía pidió a los jóvenes que mantengan su corazón puro y que esta no sea la primera y última comunión.
FRANCISCO
“Recordad que Jesús os espera siempre. Hay milagros que pueden suceder solo si tenemos un corazón como el vuestro, capaz de compartir, de soñar, de agradecer, de confiar y de honrar a los demás”.
Al terminar la homilía el Papa decidió improvisar otra, más breve y participativa, para ayudar a los niños a entender lo que quería transmitir.
FRANCISCO
“Os haré una pregunta: ¿Estáis contentos de hacer la primera comunión? ¿Seguros?”.
Aunque el mensaje más importante lo reservó para los instantes previos a la primera comunión. Les recordó lo importante de vivir ese momento con recogimiento.
FRANCISCO
“Ahora recibiréis a Jesús. No os distraigáis, no penséis en otras cosas. Solamente pensad que Jesús está aquí. Venid al altar para recibir a Jesús. En silencio. Guardad silencio en vuestro corazón. Pensad que es la primera vez que Jesús viene a vosotros. Y si habéis peleado con alguien perdonadlo de corazón antes de venir. En silencio”.
Los niños venían de toda Bulgaria, puesto que en este país menos del 1% de la población es católica. Son pocos y variados: aquí conviven dos ritos diferentes, el latino y el eslavo-bizantino y también hay una comunidad maronita.
Bulgaria es también conocido como el país de las rosas y por eso, al, terminar la ceremonia se tiraron pétalos blancos desde el techo de la iglesia.