El Papa Francisco cumplió con una de sus ya tradiciones: el viernes de la misericordia. Y lo hizo, en esta ocasión, visitando a personas enfermas de Alzheimer en una residencia a las afueras de Roma.
Se trata del Villaggio Emmanuele. Los responsables de este centro explicaron al Papa que se trata de un lugar concebido como un pequeño pueblo donde cada persona cuenta y tiene un papel específico.
Francisco con esta visita quiso llamar la atención sobre las condiciones de estos enfermos y sus familias, en muchas ocasiones, abandonadas a su propia suerte sin el suficiente apoyo social e institucional.
El Papa saludó a cuántos encontró a su paso. Con mucha ternura les acarició y les bendijo. Sorprendió a estos pacientes en medio de sus terapias diarias. Ellos respondieron a esta sorpresa de Francisco mostrándole todo su cariño.
“¡Eres muy bueno. Te quiero mucho”.
No dejaban de repetir que esta visita del Papa ha sido como recibir un milagro.
Antes de marcharse Francisco les entregó como regalo una bendición por escrito que también les leyó y un cuadro de la Virgen con el Niño.