El quinto gran documento papal de Francisco es una carta a los jóvenes. Se llama “Cristo Vive”, y es un texto exigente y optimista, en el que abre nuevos horizontes a personas de todas las edades. De hecho, dice que “ser joven, más que una edad es un estado del corazón”.
¿DE QUÉ HABLA “CRISTO VIVE”?
El Papa firmó el 25 de marzo en Loreto esta Exhortación Apostólica. A lo largo de sus 9 capítulos enseña a descubrir la propia vocación, ya sea al matrimonio o a una entrega exclusiva a Dios; recoge los grandes mensajes del sínodo de octubre de 2018 sobre los jóvenes, y algunos de sus documentos preparatorios; y da pautas sobre la atención de jóvenes en la Iglesia.
¿QUÉ ACONSEJA A LOS JÓVENES?
Uno de los consejos más sorprendentes a los jóvenes es que aprendan a llorar porque “cuando sepas llorar por quienes están peor que tú, serás capaz de hacer algo de corazón por los demás”. Lo hace recordando su diálogo con dos niños rescatados de las calles en Filipinas.
FRANCISCO
“Los invito a que cada uno se pregunte: ¿yo aprendí a llorar? ¿A llorar cuando veo un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un niño abandonado, un niño abusado, un niño usado por la sociedad como esclavo? ¿O mi llanto es el llanto caprichoso de quien llora porque querría algo más?”.
En “Cristo Vive” habla de los emigrantes y pide a los jóvenes que no caigan en la trampa de “verlos como seres peligrosos que no tienen la misma dignidad de todo ser humano”.
También pide ayuda contra los abusos. Dice a los cristianos que “cuando vean un sacerdote en riesgo, porque busca compensaciones afectivas o está equivocando el rumbo, se atrevan a recordarle su compromiso con Dios y con su pueblo y lo animen a mantenerse en la buena senda”.
MENSAJES DE LAS JMJ
El Papa retoma muchos de sus mensajes en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río de Janeiro, Cracovia y Panamá.
Son llamadas a no dejarse llevar por la superficialidad y a vivir una fe real basada en una amistad personal con Dios y apoyada en la Eucaristía y la confesión.
FRANCISCO
“Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ir contracorriente”.
FRANCISCO
“Queridos jóvenes, no vinimos a este mundo a 'vegetar', a pasar por él cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca. Al contrario, hemos venido a otra cosa, a dejar una huella. Es muy triste pasar por la vida sin dejar una huella'.
FRANCISCO
“Compromiso, eso los hace crecer. Eso los agiganta. Como estén, pero compromiso. Dar lo mejor de sí para hacer posible el milagro de la multiplicación, no solo de los panes sino de la esperanza. Y ustedes, dando lo mejor de sí, comprometiéndose, hacen el milagro de la multiplicación de la esperanza. Necesitamos multiplicar la esperanza”.
CÓMO AYUDAR A LOS JÓVENES
El Papa pide a la Iglesia que se pregunte por qué “los jóvenes muchas veces no encuentran respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas en las estructuras habituales”.
Le preocupa que el interés por ofrecer contenidos doctrinales eclipse el encuentro personal de cada persona con Dios.
Pide que sea una “Iglesia de puertas abiertas”, en la que “ni siquiera hace falta que alguien asuma completamente todas las enseñanzas de la Iglesia para que pueda participar de algunos de nuestros espacios para jóvenes. Basta una actitud abierta para todos los que tengan el deseo y la disposición de dejarse encontrar por la verdad revelada por Dios”.
RELIGIÓN EN ESCUELAS Y UNIVERSIDADES
El punto más duro es sobre la enseñanza de la religión en colegios y universidades.
Les pide autocrítica, pues muchos jóvenes estudian religión, pero cuando acaban el curso, no tienen las herramientas para aplicarla en su vida. Dice que “no los han preparado para confrontar (los principios morales) con un mundo que los ridiculiza, y no han aprendido formas de rezar y de vivir la fe que puedan ser fácilmente sostenidas en medio del ritmo de esta sociedad”.
