El Papa quiso dedicar su último evento en Marruecos a la pequeña comunidad católica del país, que se estima en un 0,7 por ciento entre 35 millones de habitantes.
Francisco presidió la misa dominical en el centro deportivo Principe Moulay Addellah donde acudieron miles de católicos de hasta 60 países distintos.
Fue recibido por la música de este coro.
El Papa centró su homilía en la parábola del Hijo Pródigo. Habló de la actitud de rechazo que experimenta el hijo mayor cuando regresa el hermano que ha dilapildado la fortuna del padre. Francisco lamentó que esa misma actitud se reproduzca hoy en día en muchas personas y comunidades.
FRANCISCO
“Una vez más sale a la luz la tensión que se vive dentro de nuestros pueblos y comunidades, e incluso de nosotros mismos.FLASH ¿Quién tiene derecho a permanecer entre nosotros, a tener unpuesto en nuestras mesas y asambleas, en nuestras preocupaciones y ocupaciones, en nuestras plazas y ciudades? Parece continuar resonando esa pregunta fratricida: acaso ¿soy guardián de mi hermano?”.
El Papa explicó que las situaciones que llevan a personas y a pueblos a enfrentarse son innegables pero animó a no buscar la confrontación porque sus consecuencias son nefastas.
FRANCISCO
“Siempre nos amenaza la tentación de creer en el odio y la venganza como formas legítimas de brindar justicia de manera rápida y eficaz. Pero la experiencia nos dice que el odio, la división y la venganza, lo único que logran es matar el alma de nuestros pueblos, envenenar la esperanza de nuestros hijos, destruir y llevarse consigo todo lo que amamos”.
Invitó a contemplar el corazón de Jesús para entrar en una dinámica que permita vivir como hermanos y no como enemigos.
Francisco también elogió a esta pequeña comunidad católica y a su perseverancia en la fe en medio de los desafíos.
FRANCISCO
“Gracias por los esfuerzos realizados para que sus comunidades sean oasis de misericordia. Los animo y aliento a seguir haciendo crecer la cultura de la misericordia, una cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea su sufrimiento”.
Antes de concluir la ceremonia, el arzobispo de Rabat agradeció su visita al Papa e hizo repetir a todos los asistentes estas palabras de cariño dedicadas a Francisco.
“Gracias Papa Francisco por habernos visitado”.