El Vaticano rinde homenaje a Leonardo Da Vinci, uno de los mayores artistas de la historia, en el 500 aniversario de su fallecimiento, con la exposición gratuita de una de sus obras más importantes en plena Plaza de San Pedro.
Peregrinos de todo el mundo podrán admirar la obra “San Jerónimo en el desierto”, que jamás había salido de los Museos Vaticanos, en el ala del “Brazo de Carlomagno” hasta el 22 de junio.
GUIDO CORNINI
Delegado científico, Museos Vaticanos
“Han pasado 500 años de la muerte de Leonardo Da Vinci y el año que viene se cumplirán 500 años de la muerte de Rafael. Así que todos los museos del mundo están trabajando para celebrar dignamente estas dos fechas tan importantes”. El Vaticano tiene la fortuna de poseer la única obra romana de Leonardo Da Vinci”.
La obra realizada entre 1486 y 1490 representa a San Jerónimo en penitencia en el desierto, vestido de eremita, a punto de golpearse el pecho con una roca. Pero no es tanto el sujeto de la obra lo más importante, sino la técnica que usó Leonardo para pintar el fondo.
GUIDO CORNINI
Delegado científico, Museos Vaticanos
“El fondo del cuadro es un boceto porque se trata de una obra no finalizada en la que aparecen las primeras indicaciones de un paisaje rocoso, astillado que luego aprenderemos a reconocer en otras obras de Leonardo como en 'La Virgen de las Rocas', 'La Virgen de Santa Ana' o en 'La Gioconda'”.
La exposición cuenta con paneles interactivos que explican y acercan al visitante todavía más al artista. Además del lienzo, la exposición cuenta con la única prueba que certifica que Leonardo Da Vinci pasó un periodo de su vida en Roma.
GUIDO CORNINI
Delegado científico, Museos Vaticanos
“Se trata de el único documento que explica la presencia de Leonardo en Roma en 1513. Es un pago que realizó a Giuliano Reno, un arquitecto que ayudaba a artistas como a Bramante en las obras del Vaticano” “Es el unico documento que demuestra explícitamente la presencia de Leonardo en Roma”.
El departamento de mantenimiento científico de los Museos Vaticanos restauraron la obra para que pudiese ser expuesta en distintas partes del mundo. Y es que, tras su periodo en Roma, viajará a Nueva York y después a París.
