El Papa ha elegido el santuario de Loreto para firmar su documento magisterial sobre los jóvenes.
El último Sínodo ha pedido que los directores espirituales sean respetuosos con la libertad de las personas que guían. Ha recordado que no deben ni imponer su visión ni forzar decisiones. Su función es acompañar, sostener y abrir horizontes.
MONS. JORGE PATRÓN WONG
Secretario para los seminarios (Congregación para el Clero)
“Somos instrumentos, puentes, servidores del Señor para el servicio del Pueblo de Dios”.
Cuando se habla de dirigir almas, en el Sínodo se han subrayado dos cosas: por un lado que la formación no es solo tarea del director sino de toda la comunidad cristiana. Por otro que la formación sea integral, no solo ascética o teológica.
Por último la terminología se está modificando para acentuar un hecho: que el director espiritual no es un mando militar que da órdenes que deben ser acatadas.
CARLA ROSSI ESPAGNET
Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma)
“Me parece que es interesante este cambio de terminología introducido por el Papa Francisco. Hoy hablamos de acompañamiento espiritual pero hasta no hace muchos años no existía este modo de decir. Se hablaba siempre de dirección espiritual”.
Durante el Sínodo sobre los jóvenes también se recordó que el acompañamiento no tiene por qué ser llevado por un sacerdote. De hecho, es también una tarea que puede ser desempeñada por mujeres, desde religiosas hasta catequistas o madres de familia.
MONS. JORGE PATRÓN WONG
Secretario para los seminarios, (Congregación para el Clero)
“Una cosa es el confesor, que es el sacerdote, y es un sacramento, la confesión sacramental, y otra es la guía espiritual”.
CARLA ROSSI ESPAGNET
Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma)
“Obviamente se debe tratar de una persona que tenga experiencia y en la historia hubo mujeres que desempeñaron este servicio. . Pienso en el acompañamiento espiritual de tantas madres de familia que sin duda tuvieron una influencia espiritual grandísima en sus hijos y en otros amigos”.
La guía espiritual es una figura que siempre ha estado presente en la Iglesia. El Sínodo ha servido para esclarecer cómo debe realizarse ese acompañamiento.