En la audiencia general el Papa continuó su catequesis sobre el Padrenuestro.
Dijo que “cuando en un mundo tan marcado por el pecado y el sufrimiento rezamos con la expresión “venga a nosotros tu Reino”, le pedimos a Dios que no se aleje de nosotros, que lo necesitamos”.
“En sus parábolas, Jesús enseñó que el Reino de Dios crece y se propaga con paciencia y mansedumbre: que a pesar de tener una apariencia humilde, como un grano de mostaza o un poco de levadura, lleva dentro una fuerza capaz de transformar los corazones y el mundo”, recordó.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Queridos hermanos:
Nos fijamos hoy en la segunda invocación del Padre nuestro, que dice: “Venga a nosotros tu Reino”. Jesús ya desde el comienzo de su misión anunciaba la llegada del Reino, y animaba a la gente a convertirse para acoger en sus vidas la Buena Noticia de la salvación.
Cuando en un mundo tan marcado por el pecado y el sufrimiento rezamos con la expresión “venga a nosotros tu Reino”, le pedimos a Dios que no se aleje de nosotros, que lo necesitamos.
En sus parábolas, Jesús enseñó que el Reino de Dios crece y se propaga con paciencia y mansedumbre. Que a pesar de tener una apariencia humilde, como un grano de mostaza o un poco de levadura, lleva dentro una fuerza capaz de transformar los corazones y el mundo. Estas parábolas manifiestan también el misterio de Cristo, de su muerte y resurrección. Él es como el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar mucho fruto.
Así, cuando decimos en el Padre nuestro “venga a nosotros tu Reino”, nuestro corazón se llena de luz con la esperanza de Cristo que viene a nuestro encuentro.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina.
En particular a los participantes en el “Encuentro Mundial de Transportistas y Empresarios, sobre Cambio climático, Tráfico humano, Tecnología y Transporte”, organizado por la Academia Pontificia de las Ciencias sociales. Que el estudio de Laudato si’ los ayude a dar pasos significativos de justicia y solidaridad.
Y a todos les deseo un feliz comienzo del tiempo de Cuaresma, tiempo de conversión y de misericordia: que la oración, la limosna y el ayuno nos ayuden a renovar nuestra vida cristiana, participando en la Pascua del Señor.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.