En su ángelus del domingo, el Papa reflexionó sobre la pregunta que Jesús hace a sus discípulos: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego?” Recordó que quien tiene a su cargo a otras personas debe tener sabiduría para guiarlos, pues de lo contrario, corre el riesgo de hacerles daño.
FRANCISCO
“Jesús llama la atención de quienes tienen responsabilidades educativas o de gobierno: pastores de almas, autoridades públicas, legisladores, maestros, padres..., les pide que sean conscientes de su delicado papel y que disciernan siempre el camino correcto por el que guiar a las personas”.
El Papa añadió que para evitar ser presuntuosos e hipócritas hay que ser mansos, humildes y misericordiosos. Y dio un consejo a los peregrinos que había en San Pedro sobre cómo corregir a los demás.
FRANCISCO
“Siempre es útil ayudar a los demás con buenos consejos. Pero cuando observemos y corrijamos las faltas de los demás, debemos ser conscientes de que también nosotros tenemos defectos. Si creo que no tengo, no puedo ni condenar ni corregir a otros”.
Finalmente, el Papa advirtió una vez más del daño que provocan los chismes. Dijo que son cómplices de los grandes problemas de la humanidad.
FRANCISCO
“Destrozan. Destruyen la familia, destruyen la escuela, destruyen el lugar de trabajo, destruyen el barrio. Las guerras comienzan con la lengua. Pensemos un poco en esta enseñanza de Jesús y preguntémonos: '¿Hablo mal de los demás?'”.
También señaló que es fácil ver y criticar los defectos de los demás en vez de los propios; y que por eso es importante corregirse a uno mismo en lo mismo que se critica.