El arzobispo de Chicago, el cardenal Blase Cupich, habló en este segundo día de encuentro sobre la sinodalidad entre todos los miembros de la Iglesia como herramienta para poner freno a la yaga de los abusos.
En primer lugar, expuso las inquietudes que se plantean los padres cuando dejan a sus hijos al cuidado de los sacerdotes.
CARD. BLASE CUPICH
Arzobispo de Chicago, EE.UU.
“Se preguntan a sí mismos, si los líderes de la Iglesia podrían actuar con tan poco cuidado al prestar atención pastoral en casos tan obvios de niños que sufren abusos sexuales, ¿no revela eso lo separados que están de nosotros como padres que atesoramos a nuestros hijos?”
El cardenal habló de tres formas para hacer posible la rendición de cuentas de obispos. En primer lugar, sugirió establecer unas normas para llevar a cabo las investigaciones de acuerdo con el Derecho canónico. Después propuso informar de las acusaciones a través de mecanismos organizados, incluso independientes. Y en tercer lugar, pasos concretos que deben aplicar las conferencias episcopales de acuerdo a la realidad de sus países.
CARD. BLASE CUPICH
Arzobispo de Chicago, EE.UU.
“Mi objetivo es ofrecer un marco que se ajuste a nuestras tradiciones eclesiológicas y canónicas con el fin de suscitar una conversación entre nosotros, sabiendo que existen diferencias de cultura, leyes civiles y canónicas, y otros factores que deben tenerse en cuenta, pero conscientes de la urgencia de tomar medidas decisivas sin demora”.
El purpurado además insistió en que las investigaciones y la evaluación de las acusaciones siempre tengan en cuenta el sufrimiento de las víctimas.
CARD. BLASE CUPICH
Arzobispo de Chicago, EE.UU.
“Todos los mecanismos para reportar acusaciones de abuso o mal manejo de casos de abuso contra un obispo deben ser transparentes y bien conocidos por los fieles”.
Sobre todo, quiso destacar la importancia de tratar a los supervivientes con ternura y empatía.
Por último explicó que se deben adoptar cuatro principios para la reforma estructural, legal e institucional que se debe emprender: la escucha radical, el papel de los laicos, la colegialidad y la rendición de cuentas.