No todos los dependientes del cárcel Regina Coeli de Roma pudieron estar en esta ceremonia de Jueves Santo de 2018. Entonces Francisco lavó los pies a varios presos y les transmitió un mensaje que aún hoy no han olvidado. Así lo recordó el capellán de la prisión.
“Nos dijo que seamos siempre personas de esperanza. En una cárcel. Detenidos y empleados: personas de esperanza”.
El capellán y la directora de la cárcel explicaron al Papa ante el resto de trabajadores las dificultades de su trabajo entre presos. Francisco les animó a no perder la esperanza a pesar de que en ocasiones cueste.
FRANCISCO
“Es un lugar donde todos (policía penitenciaria, capellán, educadores, voluntarios), están llamados a la difícil tarea de curar las heridas de quienes por errores cometidos se encuentran privados de su libertad personal. Ninguno puede condenar al otro por los errores que ha cometido”.
En total acudieron unos 600 trabajadores entre policía penitenciaria, médicos, educadores y voluntarios. Francisco les pidió que no pierdan la ilusión porque de su trabajo puede depender la reinserción social de muchos de los presos que atienden.