Los Emiratos Árabes Unidos brindaron un recibimiento de primer orden al Papa.
Francisco viajó escoltado por la guardia real mientras los aviones surcaron el cielo dejando tras de sí una estela con los colores el Vaticano.
Una vez dentro del recinto del palacio presidencial los militares hicieron sonar salvas de bienvenida.
Francisco fue acogido por el príncipe heredero Mohammed bin Zayed bin Sultán Al Nahyan y a continuación la banda hizo sonar el himno Vaticano.
Tras la presentación de ambas delegaciones, el Papa y el príncipe heredero entraron dentro del palacio para tener el encuentro privado.
El mandatario árabe regaló al papa el acta notarial de junio del 63 que refleja la donación del terreno para que se contruya la primera iglesia en el país.
Francisco entregó como don al príncipe heredero una medalla que recuerda otro importante encuentro interreligioso que hubo en el pasado, entre San Francisco y el Sultán Al-Kamil, en el 1219.
Antes de marcharse el Papa firmó en el libro de honor donde agradece la cálida bienvenida y bendice al país para que tenga paz y viva solidariamente.
Según apuntó el portavoz del Vaticano, Alessandro Gisotti, la agenda de Francisco en Emiratos Árabes Unidos se reduciría a lo esencial. No habría más encuentros de los estrictamente necesarios. De esta forma se evita que la atención del viaje pierda de vista el encuentro interreligioso. También dijo que tener pocos encuentros en este viaje permitiría a Francisco descansar. Tan solo una semana antes estaba en el otro lado del mundo, en Panamá, clausurando la Jornada Mundial de la Juventud.