Francisco reservó sus últimas energías en Panamá para encontrarse con los miles de voluntarios que han trabajado generosamente para que esta JMJ haya sido todo un éxito.
Y parece que, como el Papa, ellos tampoco acusaron el cansancio.
Francisco escuchó los testimonios de algunos de estos voluntarios que han trabajado incluso durante meses preparando la JMJ.
Después los jóvenes obsequiaron al Papa con esta actuación, una moderna representación de la Anunciación.
En primer lugar, Francisco les dio las gracias por su desinteresado servicio y su compromiso.
FRANCISCO
“Compromiso, eso los hace crecer. Eso los agiganta. Como estén, pero compromiso. Dar lo mejor de sí para hacer posible el milagro de la multiplicación, no solo de los panes sino de la esperanza. Y ustedes, dando lo mejor de sí, comprometiéndose, hacen el milagro de la multiplicación de la esperanza. Necesitamos multiplicar la esperanza. Gracias por todo eso”.
El Papa les dijo que con su trabajo todos ellos habían demostrado que es posible renunciar a los propios intereses en favor de los demás.
FRANCISCO
“Cada vez que postergamos algo por el bien de los otros y especialmente de los más frágiles, o por el bien de nuestras raíces como son nuestros abuelos o nuestros ancianos, el Señor lo devuelve ciento por uno. Te gana en generosidad porque nadie le puede ganar a Él en generosidad, nadie lo puede superar a Él en amor”.
Por último, el Papa les invitó a hablar a todo el mundo de su experiencia como voluntarios y que lo hagan, no tanto con las palabras sino con los gestos capaces de “armar un lío constructivo”.