Cuando el sacerdote Georges Jahola regresó a Irak en 2016, comenzó a trabajar con refugiados.
Poco a poco se hizo evidente que el Isis iba a ser derrotado y empezaron a preparar el regreso de los cristianos a las ciudades de las que fueron expulsados.
Por ejemplo, Qaraqosh.
P. GEORGES JAHOLA
Comité para la reconstrucción de Baghdeda-Qaraqosh
“Con un grupo de voluntarios y fotógrafos, documentamos la situación de la ciudad, de unas 7 mil casas. Fuimos casa por casa, lo documentamos todo, para que quedase constancia en el futuro”.
La situación que encontraron fue terrible, tanto en las iglesias, como en las casas. Pero su trabajo sirvió para que las familias supieran en qué estado se encontraban sus hogares, y muchas decidieron regresar para darle nueva vida.
P. GEORGES JAHOLA
Comité para la reconstrucción de Baghdeda-Qaraqosh
“Hemos visto crecer a la ciudad de Qaraqosh. Primero unas pocas familias, luego decenas, cientos, miles de familias en pocos meses”. “Hemos visto ante nuestros propios ojos cómo se abrían tiendas todos los días. La ciudad volvía a la vida”.
Quienes regresan tienen como desafío no sólo reconstruir su hogar, sino reconciliarse con sus vecinos, que indicaron a los milicianos del Isis qué casas pertenecían a cristianos.
P. GEORGES JAHOLA
Comité para la reconstrucción de Baghdeda-Qaraqosh
“Continuaremos la vida con nuestros vecinos, pero quizá con más cuidado. No queremos ser imprudentes. Aceptamos al otro, pero con precaución”. “Toda la sociedad tiene que reconciliarse. Es el centro de la doctrina cristiana, de nuestras homilías: queremos vivir en paz. ¿Y cómo va a haber paz si no se perdona?”.
Este grupo ya ha reconstruido el 35% de las casas y alguna iglesia. De los 50 mil habitantes que había en esta ciudad cristiana, solo la mitad han decidido regresar. La verdad es que todas las familias se han dividido: ni una sola tiene a todos sus miembros en Qaraqosh.