Francisco ha enviado una carta a los obispos estadounidenses reunidos en el retiro espiritual que el Papa les invitó a celebrar tras su último encuentro en el Vaticano. Entonces Francisco les dijo que les acompañaría pero con esta carta intenta suplir ese viaje fallido.
En el mensaje, el Papa reconoce que la Iglesia está afrontando momentos críticos y difíciles que afectan a todos sus miembros.
El Papa centra su carta en el escándalo de los abusos y la articula en dos partes. En primer lugar lamenta que “en los últimos tiempos la Iglesia en los Estados Unidos se haya visto sacudida por múltiples escándalos que tocan en lo más íntimo su credibilidad”. Recuerda, por supuesto, a las víctimas “que sufrieron en su carne el abuso de poder, de conciencia y sexual por parte de ministros ordenados, consagrados, consagradas y fieles laicos”.
Pero, sobre todo, Francisco lamenta que haya sido la voluntad de querer disimular y esconder los abusos la que ha generado “una mayor sensación de desconfianza entre los fieles”.
Por eso, el Papa pide “una renovada y decidida actitud” para reparar el daño creado y solicita una conversión de la manera de “rezar, de gestionar el poder y el dinero, de vivir la autoridad así también de cómo nos relacionamos entre nosotros y con el mundo”.
En la segunda parte de su carta insiste a los obispos en la necesidad de servir y no de buscar puestos de honor. Por eso, les pide que estén unidos y no caigan en “el círculo vicioso del reproche”. Les anima a abrirse generosamente al servicio de todas las personas más allá de cualquier actitud que busque “los primeros lugares, el éxito o el aplauso”.
Francisco les invita a confiarse a la Virgen María quien, “sostuvo desde el inicio a la comunidad de los discípulos; con su presencia maternal ayudó a que la comunidad no se “desmadrara” por los caminos de los encierros individualistas y la pretensión de salvarse a sí misma”.
El Papa expresa en esta carta lo que hubiera querido decirles en persona. Pero para acompañar a los obispos estadounidenses, aún en la distancia, ha enviado al padre Cantalamessa, predicador de la casa pontificia, para impartirles este retiro.