A pesar del frío, unos 25.000 peregrinos fueron a la San Pedro para el ángelus del Papa. Francisco reflexionó sobre el Adviento. Dijo que este domingo la liturgia católica invitaba a la alegría porque recordaba que el Señor ha venido a salvar a su pueblo.
FRANCISCO
“Ninguna preocupación, ningún temor podrá jamás quitarnos esa serenidad que no viene de motivos humanos, que no viene de consuelos humanos. Es la serenidad que viene de Dios, de saber que Dios guía con amor nuestra vidas. Y que la guía siempre. Incluso en medio de problemas y sufrimiento, esta certeza alimenta la esperanza y el coraje”.
Francisco recordó que para aceptar la invitación de Dios hay que estar dispuestos a cuestionarse a sí mismos y preguntarse qué debo hacer.
Tras el ángelus, el Papa destacó el “Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular” que se firmó en Marruecos. Dijo que espera que ayude a los necesitados.
FRANCISCO
“Que este instrumento permita trabajar con responsabilidad, solidaridad y compasión hacia quienes, por diversas razones, han abandonado su país”.
Además, como es tradicional, el papa bendijo las estatuas del Niño Jesús que muchos niños de Roma llevaron desde sus casas. Les aconsejó que recen ante los Nacimientos.
FRANCISCO
“En oración ante el pesebre, mirando al Niño Jesús, sentiréis estupor... Me preguntaréis: ¿qué significa estupor? Es un sentimiento fuerte, más que una emoción normal. Es ver a Dios: el estupor por el gran misterio de Dios que se hace hombre; y el Espíritu Santo os pondrá en el corazón la humildad, la ternura y la bondad de Jesús. Jesús es bueno, Jesús es tierno, Jesús es humilde. ¡Esta es la verdadera Navidad! No lo olvidéis. Que así sea para vosotros y vuestras familias”.
Esta costumbre la organiza cada Navidad una institución romana llamada “Centro Oratorio”. El lema de este año fue 'Toda la alegría en un pesebre'.