En su homilía en casa Santa Marta el Papa Francisco invitó a construir la paz en la propia alma, en la familia y en el mundo, especialmente durante este tiempo de Adviento.
FRANCISCO
“Cada vez que vemos que existe la posibilidad de una pequeña guerra, tanto en casa como en mi corazón, en la escuela o en el trabajo hay que detenerse y tratar de buscar la paz. Nunca, nunca herir al otro. Jamás. “Y padre, ¿cómo puedo hacer para no herir al otro?”.“No hablar mal de los demás, no tirar el primer cañonazo”. Si todos nosotros hiciéramos solo esto, no hablar de los demás, se alcanzaría más paz”.
Por último, Francisco recordó que la paz se alcanza también a través del perdón, de la humildad y de la mansedumbre.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
Fuente: Vatican News
¿Qué hago yo para ayudar la paz en el mundo? “Pero el mundo está demasiado lejos, padre”. Pero, ¿qué hayo yo para ayudar la paz en el barrio, en la escuela, en el lugar de trabajo? ¿Yo recurro siempre a alguna excusa para entrar en guerra, para odiar, para hablar mal de los demás? ¡Esto es hacer la guerra! ¿Soy manso? ¿Trato de construir puentes? ¿No condeno? También preguntemos a los niños: “¿Qué haces en la escuela? Cuando hay un compañero, una compañera que no te gusta, que es un poco odioso o es débil, ¿tú intimidas o haces la paz? ¿Tratas de hacer la paz? ¿Perdono todo?”.
Y hacer la paz es un poco imitar a Dios, cuando ha querido hacer la paz con nosotros y nos ha perdonado, nos ha enviado a Su Hijo para hacer la paz, para ser el Príncipe de la paz. Alguien puede decir: “Pero padre, yo no he estudiado cómo se construye la paz, no soy una persona culta, no sé, soy joven, no sé…”. Jesús en el Evangelio nos dice cuál debe ser la actitud: “Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los doctos y las has revelado a los pequeños”.
Y cada vez que nosotros vemos que existe la posibilidad de una pequeña guerra, tanto en casa como en mi corazón, en la escuela o en el trabajo y tratar de hacer la paz. Jamás, jamás herir al otro. Jamás. “Y padre, ¿cómo puedo hacer para no herir al otro?” – “No hablar mal de los demás, no tirar el primer cañonazo”. Si todos nosotros hiciéramos sólo esto – no hablar de los demás – la paz avanzaría más. Que el Señor nos prepare el corazón para la Navidad del Príncipe de la paz. Pero que nos prepare habiendo hecho nosotros de todo, nuestra parte, para pacificar: pacificar mi corazón, mi alma, pacificar a mi familia, la escuela, el barrio, y el lugar de trabajo. Hombres y mujeres de paz.