En 2017 unas 258 millones de personas emigraron, lo que representaba el 3,4 por ciento de la población mundial.
Por eso, la ONU adoptará el 11 y 12 de diciembre el Pacto Mundial sobre Migración de las Naciones Unidas (Global Compact). Será en Marrakech, Marruecos. Es un acuerdo internacional no vinculante que busca garantizar una migración segura, ordenada y regulada.
Durante este encuentro en Roma, representantes de la Comisión Católica Internacional de Migración recordaron que desde hace 50 años se intenta afrontar constructivamente el desplazamiento de personas.
ANNE GALLAGHER
Presidenta, Comisión Católica Internacional de Migración
“A lo largo de la historia la regulación internacional de esta cuestión no ha progresado. Ahora es la primera vez que la comunidad internacional se reúne e intenta desarrollar un marco corporativo”. “Ahora entendemos mejor qué hace más vulnerables a los migrantes, qué los expone a la explotación y al abuso; y los aspectos negativos de la emigración”.
Esperan abordar estas vulnerabilidades e incluir vías legales para que se emigre con mayor facilidad. Otro objetivo es que los emigrantes estén mejor informados y comprendan los riesgos y beneficios de cambiar de país.
La iniciativa internacional afrontará el riesgo de que los emigrantes no se integren en la cultura a la que llegan; pero también los efectos positivos de la emigración para la economía mundial, pues proporciona trabajadores al nuevo país y a mantener el sistema de sanidad pública.
STEPHANE JAQUEMET
Comisión Católica Internacional de Migración
“Creo que la migración puede ser beneficiosa sólo si existe un cierto nivel de gestión. A diferencia de lo que algunos críticos del Pacto Mundial han dicho, el Pacto no trata de abrir la puerta para que cualquiera pueda migrar. Esa no es la idea”.
ANNE GALLAGHER
Presidenta, Comisión Católica Internacional de Migración
“Debemos comprender que no toda migración es buena para las comunidades de acogida. Estas a menudo se ven obligadas a soportar las cargas de la migración y no siempre a recibir beneficio. Pienso que tiene que haber una colaboración. Las comunidades de acogida deben ser parte de la toma de decisiones y de los beneficios de la migración”.
La presidenta de la Comisión Católica Internacional de Migración dice que a todos conviene que haya un acuerdo y que es una responsabilidad colectiva de los países. Desde hace tres años, trabaja con la ONU para proponer políticas que ayuden a cada uno de los 192 Estados.
STEPHANE JAQUEMET
Comisión Católica Internacional de Migración
“Cada país tiene, más que la posibilidad, el derecho a controlar la migración. Pero debe hacerlo respetando los derechos humanos y la dignidad de las personas”.
Austria, Hungría y Estados Unidos ya han dicho que no suscribirán el acuerdo y quizás otros países se echen atrás antes del 11 y 12 de diciembre.