A pocas semanas de la visita del presidente de Corea del Sur al Vaticano, Mina Kwon, la religiosa surcoreana que participó en el sínodo, dice que de su estancia en Roma se lleva mayor esperanza de paz para su tierra.
SOR MINA KWON
'Espero que el Santo Padre visite Corea del Norte, porque es un símbolo de paz. No sólo para nuestra península coreana, sino para todo el mundo. Llevaría paz a nuestra Iglesia, que espera la reunificación del Norte y el Sur. Rezamos mucho para dar esperanza a nuestra tierra y a todo el mundo'.
Recuerda que desde hace 200 años no hay persecución religiosa en Corea del Sur, pero que el país sigue herido por estar separado del Norte.
Cuenta que precisamente su vocación a las Hermanas de San Pablo de Chartres le dio esperanza. Escuchó la llamada después de atender a su abuela que estaba en coma. Sintió que podía compartir su sufrimiento, igual que Cristo comparte el de la humanidad.
SOR MINA KWON
'Respondí alegremente a Dios que cambiaría mi vida y le serviría a Él y a las personas, para dar este tipo de cariño y amor”.
Dice que no se trata del amor de los cuentos de hadas sino del amor que hay que llevar a la vida normal, en la ciudad, entre vecinos e incluso entre países. Ella también lo llama paz.
SOR MINA KWON
“Cada uno tiene la responsabilidad de poner la paz en el lugar que le corresponde. No importa si es Roma o Corea o Irak”.
“Mi deseo es poner paz en todas las situaciones y en todos los pueblos. Eso fue lo que descubrí como la nueva responsabilidad de mi vida'.
Con esa nueva responsabilidad, regresa a Corea del Sur para ayudar a cultivar esta idea y compartir las virtudes que ha conocido en Roma, durante el Sínodo y con las personas de su comunidad.