El Papa y el Catholicós de la Iglesia Asiria de Oriente comenzaron su encuentro con este afectuoso saludo. La Iglesia Asiria de Oriente tiene su sede en Irak y es una de las que históricamente más ha sufrido el azote de la persecución, una tragedia que lamentó el Papa Francisco.
FRANCISCO
“Compartimos el gran sufrimiento que deriva de la trágica situación que viven mcuhos de nuestros hermanos y hermanas en Oriente Medio, víctimas de la violencia y, a menudo, obligados a dejar la tierra donde siempre han vivido”.
El Papa habló de nuevo del ecumenismo de la sangre. Aseguró que el sufrimiento de estos cristianos perseguidos ofrece un testimonio de unidad.
Después llegó el intercambio de regalos. El Patriarca entregó a Francisco esta cruz asiria. Por su parte, el Papa le obsequió con el olivo de la paz.
A continuación, acudieron juntos a rezar por Oriente Medio, sobre todo, por Siria e Irak. Suscribieron una declaración conjunta en la que se comprometen a avanzar en el camino de la unidad pero en la que, sobre todo, abogan por el respeto a los cristianos de la región.
Recuerdan que los cristianos no deben ser considerados “una minoría protegida” o “tolerada”, sino que son ciudadanos de pleno derecho.
Además el Papa y el Catholicós insisten en que no puede haber un Oriente Medio sin cristianos y reclaman el derecho a vivir en un entorno seguro y de paz para los cristianos que se marcharon y desean regresar.
Por último, reiteran su apoyo a estos “hermanos y hermanas perseguidos” y se comprometen a ser su voz, “la voz de los sin voz”.