Francisco en Santa Marta: No a las listas de precios de sacramentos

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09/11/2018
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Recordando cómo Cristo expulsó con dureza a los mercaderes del templo de Jerusalén el Papa reflexionó sobre algunas prácticas que se realizan en ciertas parroquias.

FRANCISCO
“Algunas veces he visto, no aquí en Roma, en otro sitio, he visto una lista de precios. '¿Pero cómo? ¿Los sacramentos se pagan?'. 'No, en realidad es un donativo'. Pero si quieren dar un donativo, que lo deben hacer, que lo pongan en la caja de los donativos, discretamente, que nadie vea cuánto das. También hoy existe este peligro”.

El Papa insistió en que las parroquias deben ser lugares de oración, no se deben convertir en mercados. 

EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Vatican Media)

“Esto llama nuestra atención y nos hace pensar cómo nosotros tratamos nuestros templos, nuestras iglesias; si verdaderamente son casa de Dios, casa de oración, de encuentro con el Señor; si los sacerdotes favorecen eso. O si se parecen a los mercados. Lo sé… algunas veces yo he visto – no aquí en Roma, sino en otra parte – he visto una lista de precios. ‘¿Pero cómo se pagan los Sacramentos?’. ‘No, sino que es una oferta’. Pero si queremos dar una oferta – que deben darla – que la pongan en la caja de las ofertas, a escondidas, que nadie vea cuánto das. También hoy está este peligro: ‘Debemos mantener a la Iglesia. Sí, sí, sí, verdaderamente’. Que la mantengan los fieles, pero en la caja de las ofertas, no con una lista de precios.

“Pensemos en algunas celebraciones de algún Sacramento quizá, o conmemoraciones, donde tú vas y ves: tú no sabes si la casa de Dios es un lugar de culto o un salón social. Algunas celebraciones que se deslizan hacia la mundanidad. Es verdad que las celebraciones deben ser bellas – bellas – pero no mundanas, porque la mundanidad depende del dios dinero. También es una idolatría. Esto nos hace pensar, y también en nosotros, acerca de cómo es el celo por nuestras iglesias, el respeto que nosotros tenemos allí cuando entramos”.

“Yo no pregunto cuál es tu pecado, mi pecado. Pregunto si dentro de ti hay un ídolo, si está el señor dinero. Porque cuando está el pecado está el Señor Dios misericordioso que perdona si tú te diriges a Él. Pero si está el otro señor – el dios dinero – tú eres un idólatra, es decir un corrupto: ya no un pecador, sino un corrupto. El núcleo de la corrupción es precisamente una idolatría: es haber vendido el alma al dios dinero, al dios poder. Es un idólatra”.

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