La Misa de clausura del Sínodo empezó con una procesión de la que también formaron parte los jóvenes que participaron en las tres semanas de asamblea.
El Papa utilizó el báculo de madera que le regalaron en agosto los jóvenes italianos en un encuentro multitudinario en el Circo Máximo.
En su homilía Francisco pidió perdón por cuantas veces los adultos no han tomado en serio a los jóvenes.
FRANCISCO
“Querría decir a los jóvenes, en nombre de nosotros los adultos: perdonad si a menudo no os hemos escuchado. Si, en lugar de abriros el corazón, os hemos llenado los oídos”.
Francisco dijo que además de escuchar, el cristiano debe prestar ayuda concreta, no teórica. También advirtió contra el extremo de reducir la fe a un activismo social.
FRANCISCO
“Cuando la fe se concentra puramente en formulaciones doctrinales, corre el riesgo de hablar solo a la cabeza, sin tocar el corazón. Y cuando se concentra solo en el hacer, corre el riesgo de reducirse a lo social. La fe es vida. No podemos ser 'doctrinalistas' o activistas”.
El Papa dijo que a la hora de prestar ayuda o de hablar de Dios también hay que tener en cuenta otro peligro: el de predicar las ideas propias y no las de Cristo.
FRANCISCO
“Cuántas veces, en lugar de dar este liberador mensaje de salvación, llevamos nosotros mismos, nuestras 'recetas', nuestras 'etiquetas', en la Iglesia. Cuántas veces, en lugar de hacer nuestras las palabras del Señor, hemos hecho pasar por palabra suya nuestras ideas. Cuántas veces la gente siente más el peso de nuestras instituciones que la presencia amiga de Jesús”.
El Papa clausuró el Sínodo lanzando un mensaje misionero. Pidió a los jóvenes y a toda la Iglesia que siga el esquema siguiente: escuchar, prestar ayuda concreta y predicar a Cristo, no a uno mismo. Francisco subrayó mucho la necesidad de ser cercanos al prójimo porque ayuda a estar en sintonía con Cristo y a dar testimonio con la propia vida. La fe, dijo, es encuentro, no es teoría.
