En su homilía en Casa Santa Marta el Papa explicó que predicar no requiere hablar mucho como los loros. Requiere compartir las experiencias de la propia vida.
FRANCISCO
“Esta es nuestra fuerza, este es nuestro testimonio. Cristianos que hablan hay muchos, también nosotros. Muchas veces lo somos. Esta no es la santidad. Santidad es ser cristianos que ponen por obra en su vida lo que Jesús enseñó y lo que Jesús ha sembrado en el corazón”.
El Papa dijo que para conocer a Cristo hay que pasar por dos etapas. Reconocer el propio pecado y después pedir ayuda a Dios. Recomendó a los cristianos seguir esta actitud y pedir habitualmente a Dios ayuda para conocerlo y conocerse.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Vatican News)
“Lo que Pablo ha sentido, quiere que nosotros, los cristianos, lo sintamos. A la pregunta que nosotros podemos hacer a Pablo: “Pablo, ¿quién es Cristo para ti?”, él hablará de su propia experiencia, sencillo: ‘Me amó y se entregó por mí’. Pero él está implicado con Cristo que ha pagado por él. Pablo quiere que los cristianos – en este caso los cristianos de Éfeso – tengan esta experiencia, entren en esta experiencia hasta el punto de que cada uno pueda decir: ‘Me amó y se entregó por mí’, pero decirlo con la experiencia propia”.
“El mismo Pablo lo dice: ‘Él tiene todo el poder de hacer mucho más de lo que podemos preguntar o pensar. Tiene el poder para hacerlo. Pero debemos pedirle: ‘Señor, que yo te conozca; que cuando yo hable de ti, no diga palabras de papagayo, sino que diga palabras nacidas de mi experiencia. Y que pueda decir como Pablo: ‘Me amó y se entregó por mí’, y decirlo con convicción’. Ésta es nuestra fuerza, éste es nuestro testimonio. Cristianos de palabras, tenemos tantos; también nosotros, muchas veces, lo somos. Ésta no es la santidad; santidad es ser cristianos que obran en la vida lo que Jesús ha enseñado y lo que Jesús ha sembrado en el corazón”.
“Primer paso, conocerse a sí mismos: pecadores; pecadores. Sin este conocimiento y también sin esta confesión interior, que soy un pecador, no podemos ir adelante. Segundo paso, la oración al Señor, que con su poder nos haga conocer este misterio de Jesús que es el fuego que Él ha traído a la Tierra. Será un buen hábito si todos los días, en algún momento, pudiéramos decir: ‘Señor, que te conozca y me conozca’. Y así ir adelante”.