La mayoría de los jóvenes que participan en el sínodo lo hacen técnicamente como “auditores”. Pero no pueden estar pasivos, han sido elegidos para realizar sus aportaciones a los debates de la asamblea.
Uno de ellos es Jonathan Lewis, que colabora en iniciativas sociales de la archidiócesis de Washington. Lo invitó el Papa Francisco, y se conocieron uno de los primeros días del sínodo.
JONATHAN LEWIS
Auditor del Sínodo (EE.UU.)
“Justo antes de que comenzara una de las sesiones, el Papa para nuestra sorpresa subió las escaleras. Quería saludarnos, darnos las gracias por ser alegres. Y es que aplaudimos fuerte y vitoreamos algo más que en los sínodos habituales. Él se ríe. Una vez nos nos dijo: '¡Haced más ruido!'”.
Dice que ha sido muy enriquecedor escuchar las intervenciones y aportaciones de los participantes en el Sínodo.
JONATHAN LEWIS
Auditor del Sínodo (EE.UU.)
“Hemos escuchado desde historias procedentes de lugares en guerra como Irak, hasta la necesidad de entrar de lleno en el espacio digital para hacer una labor de evangelización. Hay personas de Oriente Medio, África y Europa que hablan sobre inmigración. Me ha abierto los ojos para descubrir que el mundo es muy grande”
Jonathan intervino durante la segunda semana de Sínodo. Habló sobre 'acompañamiento'. Pidió a los obispos que pensasen si conocen a sus jóvenes por nombre y compartió su historia personal sobre la importancia de sentirse acompañado.
JONATHAN LEWIS
Auditor del Sínodo (EE.UU.)
“Siempre he podido hacer mi camino en comunidad. Creo que siempre tratamos de que se nos pida que hagamos las cosas solos, que con nosotros y nuestro teléfono seremos felices en esta vida. El mensaje de este sínodo es que nos necesitamos unos a otros. Nos pertenecemos unos a otros. Mi esperanza es que cada parroquia pueda ser un lugar donde los jóvenes puedan hacer comunidad”.
Jonathan recuerda que el 40% de la población de Washington D.C. son jóvenes de entre 20 y 30 años. Así que espera que las conclusiones de este sínodo se puedan aplicar a su diócesis y a toda la realidad juvenil del mundo. De esta forma, se sentirán no solo el futuro sino también el presente de la Iglesia.