Con este sonoro aplauso jóvenes y mayores recibieron a Francisco en un encuentro muy especial.
El Papa quería escuchar a las que llama “las dos puntas de los pueblos”, es decir, a los jóvenes y a los ancianos. Pero también quería con este encuentro que se escuchasen los unos a los otros.
Primero preguntaron los jóvenes, querían saber cómo alcanzar la felicidad en una sociedad donde todo parece falso o efímero. Francisco les recomendó arriesgar en la vida y seguir el camino del servicio a los demás.
A continuación esta pareja de abuelos pidió consejo para transmitir eficazmente la fe a las nuevas generaciones.
FRANCISCO
'En primer lugar, no asustarse, no perder la paz, tener paz siempre hablando con el Señor: “Hemos transmitido la fe y ahora”... Tranquilos. No intentar nunca convencer porque la fe no crece, la Iglesia no crece, la fe no crece por proselitimo, crece por atracción, -esta es una frase de Benedicto XVI-, es decir, crece por el testimonio”.
Fiorella, de 83 años, profesora de inmigrantes y refugiados, contó al Papa que está preocupada por la crueldad con la que se trata a estas personas. Francisco recordó que él mismo es hijo de inmigrantes y ofreció una profunda reflexión sobre la situación.
FRANCISCO
“Acoger al inmigrante es un mandato bíblico “porque tú mismo fuiste inmigrante en Egipto””. Que los jóvenes sepan cómo comienzan los populismos. Usted ha dicho unas palabras duras pero muy ciertas, “sembrar odio”. No se puede vivir sembrando odio. ¿Qué hago yo cuando veo que el Mediterráno es un cementerio? Le digo la verdad: sufro, rezo y hablo. No podemos aceptar este sufrimiento. No podemos decir, “se sufre en todas partes”, y seguir con nuestra vida. No. Esto no puede ser”.
El último en preguntar fue un invitado ilustre, el conocido director de cine Martin Scorsese. El cineasta quería saber cómo afrontar el problema del mal en el mundo. El Papa le ofreció esta fórmula.
FRANCISCO
“La cercanía, la cercanía hace milagros, como la no violencia, la mansedumbre, la ternura... Estas virtudes humanas, que parecen pequeñas, son capaces de transformar los conflictos más difíciles y terribles”.
El evento, enmarcado en el Sínodo sobre los jóvenes, se celebró para presentar el libro “La sabiduría del tiempo” en el que ha participado el Papa y que recoge historias de vida de personas mayores de más de 30 países.