El Papa mostró su preocupación ante las persecuciones durante la Misa que celebró en Casa Santa Marta. Allí relató cómo en el Sínodo uno de los participantes contó los detalles del martirio reciente de un joven.
FRANCISCO
'Fue golpeado y echado en una cisterna. La llenaron de barro y, al final, cuando el barro le llegaba al cuello le dijeron: 'Por última vez: ¿Renuncias a Jesucristo?'. '¡No!'. Le tiraron una piedra y lo mataron. Lo escuchamos todos. Y esto no es algo de los primeros siglos. Esto ocurrió hace dos meses”.
Entre los presentes estaba el cardenal albanés Ernesto Simoni, quien fue condenado por el régimen soviético y sobrevivió a casi tres décadas de trabajos forzados. Francisco lo conoció cuando viajó a Albania en 2014. El cardenal hoy cumplió 90 años y el Papa dijo que ofrecería la Misa por sus intenciones.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Vatican News)
“Ayer, en Aula del Sínodo, un obispo de uno de estos países donde hay persecución habló de un joven católico capturado por un grupo de chicos que odiaban a la Iglesia, fundamentalistas; fue golpeado y luego arrojado a una cisterna, donde le tiraban encima barro y al final, cuando el barro llegó a su cuello: 'Diga por última vez: ¿renuncias a Jesucristo?' - '¡No!'. Le han tirado una piedra y le han matado. Lo hemos escuchado todos. Y esto no es de los primeros siglos: ¡esto es hace dos meses! Es un ejemplo. Pero cuántos cristianos hoy sufren persecución física: ¡Oh, este ha blasfemado! ¡A la horca!”.
La persecución de la calumnia, de los rumores y el cristiano está callado, tolera esta 'pobreza'. A veces es necesario defenderse para no dar escándalo ... Las pequeñas persecuciones en el barrio, en la parroquia ... pequeñas, pero son la prueba: la prueba de una pobreza. Es el segundo modo de pobreza que el Señor nos pide. El primero, dejar las riquezas, no estar con el corazón unido a las riquezas; el segundo, recibir humildemente las persecuciones, tolerar las persecuciones. Esto es una pobreza.
Pienso en el hombre más grande de la humanidad, y esta calificación proviene de la boca de Jesús: Juan Bautista; el hombre más grande nacido de mujer. Gran predicador: la gente iba a él para ser bautizado. ¿Cómo terminó? Sólo; en la cárcel. Piensen, ustedes, qué es una celda y como eran las celdas de aquel tiempo, porque si las de ahora son así, piensen en aquellas... Sólo, olvidado, degollado por la debilidad de un rey, el odio de una adúltera y el capricho de una chica: así terminó el hombre más grande de la historia. Y sin ir tan lejos, tantas veces en hogares de ancianos donde hay sacerdotes o monjas que han pasado sus vidas predicando, se sienten solos, solos con el Señor: nadie les recuerda.