Se llama “Jewel Lake Tastee Freez” y es una heladería de Anchorage (Alaska). En este lugar no se conforman con preparar helados.
Su dueño compró la tienda a una familia cristiana hace 24 años. Le pusieron como condición que diera prioridad a la mejora de la comunidad.
Por eso, por ejemplo, entrega donativos para unas 100 organizaciones cada año.
Además, su propietario presume de que muchos padres quieren que sus hijos trabajen aquí para que aprendan la ética profesional y adquieran valores para toda la vida.
RICH OWENS
Jewel Lake Tastee Freez
“Cuando entra un nuevo empleado le pedimos que tenga claras sus prioridades: su familia es su primera prioridad; los estudios la segunda; y el trabajo, la tercera.”
“Debe servir a la comunidad y ser parte de una familia”.
Antes de gestionar esta heladería, Rich Owens trabajaba en una gran empresa. Pero no estaba contento y soñaba con tener su propio negocio.
RICH OWENS
Jewel Lake Tastee Freez
“No me costó abandonar esa gran corporación, a pesar de los beneficios que me garantizaban y el salario”.
“Sabía lo que al final tendría que hacer para ser feliz de verdad”. “Muchas veces he tomado decisiones dejándome llevar por el corazón, y luego he confirmado que era lo correcto”.
El grupo de heladerías lo ha nombrado dos veces empleado del año. Su objetivo es mostrar cómo los talentos con que trabajamos ayudan también a la sociedad.
RICH OWENS
Dueño, Jewel Lake Tastee Freez
“Me gusta poder mostrar a la gente que es posible trabajar activamente para mejorar tu comunidad, y que ser generoso con tu tiempo, tus talentos y tus tesoros te da un tipo de felicidad muy especial”.
Ahora que la heladería cumple 60 años, la sorpresa es que tanto clientes como empleados asocian este lugar con buenos recuerdos.
Incluso el arzobispo de la ciudad ha reconocido el bien que hace este lugar. Un mensaje que mostró a Rich Owen que iba por el buen camino.