Francisco mantuvo un encuentro con los sacerdotes de la diócesis francesa de Créteil que pasarán unos días en Roma.
En primer lugar, el Papa les recordó que no son tiempos fáciles para la Iglesia.
FRANCISCO
“Vivimos en un contexto en el que la barca de la Iglesia está siendo golpeada por vientos contrarios y violentos, especialmente a causa de los graves golpes propinados por alguno de sus miembros. Es importante no olvidar la humilde fidelidad cotidiana al ministerio que el Señor nos permite vivir a la gran mayoría de los que ha dado a su Iglesia como sacerdotes”.
Por eso, les pidió que sean sacerdotes humildes conscientes de que su misión es testimoniar la fuerza de la resurrección en un mundo herido.
FRANCISCO
“Sabemos que, respondiendo a la llamada del Señor, no nos hemos consagrado mediante el don del Espíritu Santo para ser “superhéroes”. Hemos sido invitados conscientes de ser hombres perdonados para convertirnos en pastores como Jesús, herido, muerto y resucitado”.
Por último, Francisco les invitó a no tener miedo de mirar las heridas de la Iglesia, no para quejarse de ella, sino para recordar que lo importante es mantener la mirada fija en Jesús.