La primera versión de la encíclica Humanae Vitae planteó un complicado problema de comunicación que provocó que Pablo VI diera marcha atrás. Por eso, destruyó las copias imprimidas en latín antes de que salieran a la luz gracias a las cruciales sugerencias de los traductores de Secretaría de Estado.
Esto es lo que Gilfredo Marengo descubrió investigando en la documentación Vaticana de finales de los años 60.
P. GILFREDO MARENGO
Autor, “La nascita di un'enciclica”
“Fue significativo el rol de algunos jóvenes secretarios de la Secretaría de Estado, los ahora cardenales Poupard y Martínez Somalo. Eran los encargados de traducir el texto oficial, que era en latín, e hicieron notar que no se podía traducir, pero no desde el punto de vista literario sino de contenidos. Y esta objeción, aparentemente banal, fue tomada en consideración por la Secretaría de Estado y Pablo VI la aceptó hasta el punto de pedir cambios en la encíclica”.
La Humanae Vitae fue resultado de años de estudio, investigaciones y consultas realizadas por el Papa. Dar con la argumentación adecuada fue uno de los retos más difíciles. Corrían los años de la revolución sexual.
Por ejemplo, el entonces arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, decidió entrar a fondo en el debate porque intuía que el éxito de la Humanae Vitae dependía en gran medida de su redacción.
P. GILFREDO MARENGO
Autor, “La nascita di un'enciclica”
“Karol Wojtyla tenía claras dos cosas: que Pablo VI iba a dar el juicio justo pero al mismo tiempo estimaba necesario dar argumentos más sólidos, es decir, una antropología de las relaciones hombre-mujer y del amor humano que él ya había desarrollado en el 58 y 59, cuando escribió 'Amor y Responsabilidad'”.
De hecho, Karol Wojtyla protagonizó un episodio en 1966, cuando la comisión de obispos y cardenales para esta encíclica propuso que admitiera el uso de anticonceptivos. La minoría perdedora replicó entregando a Pablo VI otro texto alternativo. El arzobispo de Cracovia decidió hacer lo siguiente.
P. GILFREDO MARENGO
Autor, “La nascita di un'enciclica”
“Karol Wojtyla envía un texto a Pablo VI muy significativo porque por una parte reafirma su postura contraria a lo decidido por la comisión. Pero sobre todo, y esto es muy interesante, critica el texto producido por la minoría que se oponía a la píldora anticonceptiva. Critica su texto porque dice que es incapaz de abordar los problemas antropológicos y pastorales que derivan del uso de esos métodos”.
En la Humanae Vitae Pablo VI esgrimió argumentos filosóficos y doctrinales como el respeto de la ley natural y el respeto de la mujer. Advirtió del peligro de que el hombre, “habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas acabase por perder el respeto a la mujer y (…) llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoísta y no como a compañera, respetada y amada.”
Gilfredo Marengo explica que Pablo VI era totalmente consciente de dos cosas: de lo difícil que sería redactar la encíclica y de que no gozaría de buena acogida ni fuera de la Iglesia ni dentro. Sin embargo, decidió, en conciencia, mantener firme el principio que consideraba más cristiano.