El Papa se trasladó hasta el Santuario Internacional de la Madre de Dios de Anglona, en Letonia, uno de los lugares de peregrinación católicos más importantes del país. Allí lo esperaban miles de peregrinos bajo la lluvia.
La misa, que Francisco celebró en latín y letón, fue acompañada de este coro local, que vestía trajes tradicionales.
En su homilía propuso el ejemplo de María al pie de la cruz, que ofrece su apoyo incondicional a todos, incluyendo a los más castigados por la sociedad.
FRANCISCO
“Como María, permanezcamos firmes y de pie: con el corazón puesto en Dios y animados, levantando al que está caído, enalteciendo al humilde, ayudando a terminar con cualquier situación de opresión que los hace vivir como crucificados”.
Recordó las palabras de monseñor Sloskans, el obispo de Letonia que fue perseguido y encarcelado por la policía soviética.
FRANCISCO
“Monseñor Sloskans, que descansa aquí, después de haber sido arrestado y mandado lejos escribió a sus padres: 'Os pido desde lo más profundo de mi corazón: no dejéis que la venganza o la exasperación se abran camino en vuestro corazón. Si lo permitiésemos, no seríamos verdaderos cristianos, sino fanáticos'”.
El Papa recuerda que María fue una mujer abierta al perdón, que supo dejar de lado los rencores y las diferencias e invitó a los cristianos a “acoger sin discriminar”.
Después de dar la bendición, el Papa rezó ante esta antigua imagen de la Virgen que se ha custodiado en este lugar. Fue su última gran ceremonia en Letonia y por eso se despidió conmovido.