Letonia es un país de mayoría luterana, pero el gobierno declaró que la visita del Papa fuera un día festivo para que muchos pudieran verle y escucharle.
Su primer encuentro religioso fue en esta catedral luterana, donde participó en una oración ecuménica con protestantes y ortodoxos.
Cuando entró, el Papa pudo escuchar a su famoso órgano, uno de los más grandes y antiguos de Europa, esta vez acompañado por una gaita.
El arzobispo luterano de Riga le explicó que los 50 años bajo el yugo soviético que impuso el ateísmo ayudaron a que protestantes y católicos re-descubrieran las raíces comunes.
Luego, rezaron juntos acompañados del coro. Y esta fue la petición del Papa
FRANCISCO
“...que nos convierta en artesanos de unidad en nuestros pueblos, haciendo que nuestras diferencias no se conviertan en divisiones”.
El Papa les pidió que no se desanimen ni por las diferencias internas, ni por las resistencias externas, que les impiden trabajar juntos.
FRANCISCO
“Algunos pueden llegar a decir: son tiempos difíciles y complejos los que nos tocan vivir. Otros pueden llegar a pensar que, en nuestras sociedades, los cristianos tienen cada vez menos márgenes de acción o de influencia debido a un sinfín de factores como el secularismo o la lógica individualista. Esto no nos puede llevar a una actitud de encerrarse, de defensa, y tampoco de resignación”.
A lo largo de la ceremonia, junto a las oraciones, varios niños del país iban encendiendo las velas como símbolo de la esperanza en el futuro.
Luego, el Papa también visitó la catedral católica, donde le recibió una ligera lluvia. Allí le esperaban ancianos y enfermos de Letonia.
Francisco rezó unos instantes en la capilla que custodia la Eucaristía y luego se reunió con ellos.
El arzobispo le explicó que entre quienes le escuchaban había muchos que fueron perseguidos por el régimen soviético a causa de su fe. Por eso, el Papa les dio las gracias.
FRANCISCO
“Ni el régimen nazi ni el soviético apagaron la fe en vuestros corazones; y a algunos de vosotros tampoco os hicieron desistir de entregaros a la vida sacerdotal o religiosa, a ser catequistas, y a múltiples servicios eclesiales que ponían en riesgo vuestra vida”.
Y después de darles la bendición y saludar a algunos de ellos el Papa se marchó hacia un centro pastoral de atención a familias, que ayuda especialmente a parejas en crisis.