El Papa comenzó su viaje a los Países Bálticos en Vilna, la capital de Lituania.
Al pie de la escalerilla le recibieron la presidenta del país, Dalia Grybauskaitė, y dos niños vestidos con trajes tradicionales.
Luego el Papa se trasladó al Palacio presidencial, donde se reunió con la presidenta y con las demás autoridades del país.
“Santidad, le doy la más cordial bienvenida a Lituania”.
La presidenta recordó que se cumplen 100 años de la independencia del país y que durante los años de ocupación nazi y soviética, la fe de los lituanos hizo posible que sobrevivieran en el exilio, en la prisión o en los búnker de partisanos.
El Papa les invitó a recordar ese pasado para construir el futuro con un clima de diálogo que no excluya a ninguno. Y es que, dijo, los totalitarismos impedían el respeto de las diferencias sembrando violencia y sospecha.
FRANCISCO
“Mirando el escenario mundial que nos toca vivir, en el que crecen las voces que siembran división y enfrentamiento —instrumentalizando muchas veces la inseguridad o los conflictos— o que pregonan que la única manera posible de garantizar la seguridad y la subsistencia de una cultura nace buscando eliminar, cancelar o expulsar a las otras, vosotros lituanos tenéis una palabra autóctona que aportar: 'albergar las diferencias'”.
Fue el primer gran discurso del Papa en este viaje de cuatro días a los tres Países Bálticos.
De ellos, Lituania es el que cuenta con más católicos, nada menos que el 80% de la población.
El Papa también visitó la imagen de la Virgen más venerada en Vilna, la Madre de la Misericordia, que está en la llamada “Puerta de la Aurora”.
Como había poco espacio, la zona fue reservada para niños huérfanos, familias de acogida y enfermos.
A continuación, el Papa se reunió con decenas de miles de jóvenes ante la catedral. Durante la ocupación soviética, este templo fue convertido en galería de arte y tienda de repuestos para coches.
FRANCISCO
“Tantas veces este templo fue devorado por las llamas, se derrumbó y, sin embargo, siempre hubo quienes decidieron volver a levantarlo, no se dejaron vencer por las dificultades, no bajaron los brazos. También la libertad de vuestra patria está construida sobre aquellos que no se dejaron intimidar por el terror y la desventura”.
Fue un encuentro muy original, con intensos testimonios, y con originales canciones y coreografías, que al Papa gustó mucho.
